lunes, 14 de junio de 2010

Hasta el fin del mundo por un buen amigo



En esta entrada quiero dar a conocer lo que es capaz de hacer un buen amigo por otro.

Desde muy pequeñitos fueron juntos a la guardería, al colegio y a la universidad, uno se llamaba Juan y otro Alfonso.

Los dos amigos eran inseparables, el problema comenzó al finalizar el colegio y empezar en la universidad, en el colegio te controlaban si ibas a clase, tus notas, tu estado... en la universidad uno es un completo desconocido al que nadie le importa si va bien o mal.

Juan empieza a tener problemas, no asistía a clase, se metió en el mundo de las drogas y poco a poco se fue separando de Alfonso.

Alfonso preocupado por Juan hablo con Alfonso pero como que no surtía micho efecto... Entonces Alfonso hablo con sus padres y todos se sentaron a hablar, Juan estuvo durante un tiempo de desintoxicación. Alfonso apenas se separaba de Juan y cuando se recupero. Alfonso ayudo a Juan en sus estudios y en su vida.

Actualmente son inseparables el uno del otro, se ayudan mutuamente.

A eso si se le puede llamar una verdadera amistad.

Una amistad Verdadera


La amistad de una persona con otra es fundamental ya que es uno de los pilares en nuestra vida con los que nos sostenemos. Si falla uno de estos pilares nos derrumbamos por así decirlo.

En lo que me refiero a amistad es muy importante que seamos sociables y vayamos creando amistades en nuestra vida.

En nuestra vida nos encontramos con dos tipos de amistades yo las llamo:

¨Los verdaderos amigos¨ a los que siempre están ahí contigo en lo bueno y en lo malo.

¨Los conocidos¨ para mi son los amigo que van entrando y saliendo en nuestra vida, con los que te diviertes pero no les cuentas tus problemas mas personales.

Por este mismo motivo debemos saber i por lo menos intentar ver quienes son los amigos verdaderos y los conocidos.

Aquí cito un texto que me ha gustado mucho:

- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo. -Dijo un soldado a su teniente.


- Permiso denegado. -Replicó el oficial- No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto.

El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso:

- Ya le dije yo que había muerto!!! Ahora he perdido a dos hombres!

Díganme: merecía la pena ir allá para traer un cadáver?

Y el soldado, moribundo, respondió:

Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía vivía y al verme dijo: "¡Estaba seguro que vendrías!"